Episodio
9. El final era el principio, al menos para Nicolás.
Descubro,
aún en mi departamento, ante el despertar en ausencia de la protagonista, que
soy un Medium entre mi propio espíritu y el mundo de lo cotidiano. Además acabo
de adentrarme en la grata sorpresa de concebir –nuevamente- al tiempo como
circular. Es por ello que estoy en el momento mismo en que advierto que la
protagonista ha partido.
Lo
que pude detectar de manera intuitiva es que no tengo por qué llegar al final
de la Odisea, a la meta última donde Ella sería re-encontrada por mí tras mi
aventura, sino al principio de la Odisea, donde estábamos aún juntos,
fusionados. Voy a retornar al origen, donde lo Múltiple era lo Uno. El final
era el principio, al menos para Nicolás, porque hay muchas perspectivas pero
voy a seguir la mía, ya que “tengo confianza en la balanza que inclina mi
parecer” como decía Miguel Abuelo. Así, me desmaterializo del ahora, y
re-encarno en mí mismo, en Palermo, Lunes 1.15 am, antes de la partida de la
protagonista, y antes que se decrete el Sacro nacimiento de la República de
Palermo. Por mi propia materialidad habla el espíritu de Nicolás narrador, del
cual soy médium, y dice: “No la
encontrarás”. “No la encontrarás Nicolás”.