martes, 31 de julio de 2012

7) Episodio 6. El regreso de Nicolás




Episodio 6. El regreso de Nicolás

Al salir de la librería con Plasticola® en la bolsa y con la capacidad de decir buen día, decido distenderme. Saco los auriculares de la mochila mientras guardo la Plasticola® en la misma. Me coloco los auriculares para escuchar música, un tema de Clics Modernos de Charly García, el Sol en mi cara, el airecito de Palermo, las callecitas de Buenos Aires, angostas, que tienen ese “qué se yo, ¿viste?”, lo de siempre, la calle y yo… y pasa Nicolás por la vereda de enfrente. Era angosta la calle, así que estábamos muy cerca pero yo no lo escucho porque tengo auriculares y la canción me gusta: no me los voy a sacar por Nicolás, no vale la pena ese.
Nicolás habla desde la otra vereda.

Yo bostezo y sigo. Lo miro de reojo. Sigue ahí. Pienso en girar a escucharlo. Me entretengo mirando un culo, creo que de una amiga que pasaba. Nicolás no está más.
Doblo en Av. Santa Fe y veo las cámaras; un notero de Canal 13, unos políticos, unos policías, y la voz del político con menos bigotes que dice con la boca entrecerrada “La República de Palermo es el crisol de los parlamentos, el Cielo de los parlamentarios y el Universo de la polifonía; sin embargo, visto que estamos en un momento crítico y considerando los consejos de Maquiavelo, necesitamos, señoras y señores, un Rey” ¡Cómo me aburren esos discursos! Digo.
_¡Cómo me aburren esos discursos! Dice Nicolás, que me había seguido.
_¿Cuándo me saqué los auriculares? Pregunto.
_Yo me los saqué. Dice Nicolás.
_¿Dónde la buscamos? Le digo a Nicolás.
_Usa la Plasticola®, esa es la fuerza –me dice- en una sociedad fragmentaria. Las cosas se pegotean y funcionan como pueden.
_Claro, cuando el carro arranca los melones se acomodan… le digo yo, con cara de sabio de la montaña.
_No. Dice Nicolás, y señala las nubes sobre mi cabeza.

Miro esperando la moraleja, esperando la aparición espectral que me enseñe sobre las nubes cuál es la fuerza de pegotear las cosas, cómo funcionan los carros, por qué se acomodan los melones… pero nada, sólo nubes, agua condensada y alta. Me doy vuelta para reprocharle a Nicolás, pero él no está, era un truco para distraerme. ¿Estará buscando él también a la protagonista? Cómo lo desprecio. Cómo lo desprecio. Cómo lo desprecio.

Lo desprecio y ya estoy cerca del tren, Santa Fe y Juan B. Justo, si me tiro a las vías muere Nicolás.
Si me tiro a las vías se arruina la Plasticola®.
Necesito Plasticola® para encontrar a Tsunami-Chic, mi protagonista.
No me tiro, entonces.
Y así, Nicolás usó un silogismo y volvió a derrotar a Nicolás agarrando fuerte la Plasticola® para pegar el relato. Pero odio tanto a los dos Nicolás que me distancio como narrador, como un tercero. Ojalá tengan seguro contra terceros.